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jueves, 28 de abril de 2011

Hits/Flops




Anyone can...fail

Me temo que sí, hasta con música y letra de Stephen Sondheim, libreto y dirección de Arthur Laurents (Gypsy, La Cage...), coreografías de Herbert Ross (Pennies from heaven...), y con las mismísimas Lee Remick y Angela Lansbury coronando cartel. Aún contando con todas estas garantías...en Broadway cualquiera puede fracasar.
Tal vez sea una simple cuestión cronológica -muchas obras se estrenan en el momento inadecuado o antes de que el público medio esté preparado para asimilar ciertos temas- o pura casualidad, pero lo cierto es que poco más de una semana después de su estreno (Abril de 1964) y con sólo nueve representaciones, esta inteligente, fresca y original sátira tuvo que echar el cierre y colgar el cartel de "cancelled" en el Majestic Theatre de Nueva York. Ironías de la vida, hoy en el mismo teatro continúa triunfando desde hace más de veinte años la misma obra, The Phantom of the Opera, ¿injusto? tal vez.
"Cualquiera sabe silbar", extraño título ¿no? Desde luego en inglés suena mejor. Se refiere a todas esas pequeñas cosas que a veces resultan tan complicadas a quien al mismo tiempo es capaz de lograr  verdaderas hazañas. Puedo matar a un dragón, leer griego, bailar un tango...pero no me sale decir te quiero.
Nos encontramos ante una ciudad imaginaria en declive, con una alcaldesa con ansias de poder rodeada de un grupo de políticos corruptos. La solución a la crisis, hacer correr la noticia de que en el pueblo existe un manantial con aguas milagrosamente curativas. La ambición y la avaricia se han desatado cuando entran en acción una enfermera idealista encargada de un manicomio y un doctor con principios que pronto se hará cargo de la caótica situación. La acción está servida, y el romance también, en un curioso triángulo en el que dos mujeres totalmente opuestas se enamoran del mismo hombre. La locura y la cordura, la integridad y la perversión, la verdad y la mentira se confunden en esta divertida y al mismo tiempo ácida crítica a la sociedad y la política norteamericanas. ¿Demasiado para los años 60?
Y ahí entra Sondheim, tocando con su varita mágica este interesante texto y regándolo con unos temas vertiginosos, agudos y tremendamente románticos, vamos, muy en su línea.
Por fortuna años después de ser injustamente ignorada, esta joya ha sido redescubierta en nuevas grabaciones, relecturas y sobre todo por solistas de la talla de Barbra Streisand o Tony Bennett que al olor de un excelente material correrían a hacer versiones de sus temas principales.
Hasta la fecha, nunca se ha reestrenado en Broadway, y ya va tocando, pero sí se han hecho varios Encores (funciones leidas con la orquesta en el escenario y sin vestuario o decorados) como el que os presento en el primer video en el que se mezclan imágenes del show así como de los ensayos. Un trío de auténtico lujo, Raul Esparza -uno de los mejores actores y cantantes del género- es el seductor Dr. Hapgood, Donna Murphy -del clan de las últimas grandes divas- se mete en la piel de la alcaldesa sin escrúpulos Cora Hoover, y finalmente nuestra ya habitual Sutton Foster es la perfecta nurse Fay Apple, con la inocencia y la ternura, pero al mismo tiempo la valentía y el descaro que nadie mejor que ella puede mezclar en un mismo personaje.
A continuación Bernadette Peters, posiblemente la mejor intérprete de Sondheim, nos regala un precioso tema de esta obra incomprendida pero rescatada por los verdaderos amantes del teatro musical. Y desempolvada con enorme placer por Stage door, hoy haciendo un poquito de justicia.      


 


jueves, 21 de abril de 2011

Who is who in the cast


 

Hugh Jackman  (he´s not the boy next door)

Nadie se lo podía imaginar. Cuando nació un 12 de Octubre del 68 en Sydney, Australia, sus padres -un contable y una ama de casa de origen británico- ni lo hubieran soñado. Sin tradición de actores o cantantes en la familia, este muchacho hiperactivo se graduó en la escuela de periodismo aunque ya debía ser consciente de que estaba llamado para otros menesteres. De hecho pronto cambió su rumbo cuando decidió matricularse en la Academia de Artes Escénicas de Perth de la cual salió con su primer papel para una serie de televisión. Su incontestable físico y sus dotes naturales para el canto y el baile le tenían reservada una parcela muy cerquita de la cumbre. 
En su tierra le contrataron para hacer desde Shakespeares a musicales como Beauty and the Beast, Oklahoma o Sunset Boulevard. Y al momento empezaron a lloverle ofertas desde el West End londinense y -próxima parada- Broadway. Guapo, cachas, simpático, profesional y versátil hasta más no poder... ¿existe una mejor fórmula para el éxito?
Pero como siempre, ahí estaba Hollywood, al acecho del talento y la fotogenia, poniéndole en bandeja un Lobezno de biceps y patillas superlativas para demostrar su valía para el cine de entretenimiento adolescente.  Y Kate and Leopold o Someone like you para medirlo en "chick flicks" y demás pastelones de calidad diversa. Pero el caso es que también se pudo lucir en el thriller gótico (Van Helsing), el drama-ficción (The Fountain) o la comedia de altura -y anchura- woodyalleniana, con su magnífico Mr. Lyman en Scoop (¿quién no pensó en fingir ahogarse en una piscina?). De acuerdo, también supo como caerse con todo el equipo (nunca mejor dicho) con mucha dignidad y toda la elegancia en un fiasco tan espectacular como fue la Australia de Luhrmann.  
Lo malo de todo esto es que desde que dinamitó Broadway con su "one man show" The boy from Oz, ya no puedes imaginarte a otro Peter Allen (ni siquiera al auténtico), ni a un Curley de Oklahoma que no sea él, ni a ningún otro Joe Gillis que pueda volver loca a Norma Desmond en Sunset Blvd. (y a unos pocos más...)
Pero además podría ser el Billy perfecto para Carousell, el mejor Bobby de Company, el Music Man ideal y un Fantasma de la Ópera único. ¿Y un Lancelot para Camelot? ¿Y un Starbuck para 110 in the Shade? ¿Y un capitán Von Trapp para The Sound of Music? ¿Y un Sky para Guys and Dolls o el mejor Petruchio para Kiss me Kate?  Tampoco querrás a otro presentador en los Oscars o los Tonys, porque él lo ha podido hacer mejor que nadie.
Una vez que lo has visto ya no hay sitio en tu imaginación para otro "leadin man", lástima que el cine lo tiene atrapado en una jaula de oro macizo de la que es difícil escapar... mientras siga rompiendo taquillas, claro.
Pero no perdamos la ilusión, el que ha catado la gloria de Broadway siempre termina regresando a por más, y nosotros -en especial una que yo me sé- estaremos esperando pacientemente. 
Como aperitivo, dos momentos que he tenido la suerte de presenciar in situ en los que se puede comprobar su carisma y su generosísimo vozarrón. Y es que cuando Mr. Jackman está sobre el escenario tienes que aguantar la respiración...quiet, there´s a gentleman on stage!

Amanece el Jueves Santo, es el cumpleaños de mi amiga Conso... y a pesar de que las nubes amenazan con arruinar este día, hoy no tengo más que mirar a este cielo gris plomo y decir...oh, what a  beautiful morning!!






jueves, 14 de abril de 2011

Another opening, another show! (una historia de Broadway, 2)





Por el viejo río del sur viene un barco cargado de...

Canciones, bailes, humor, acrobacias... ilusiones y sueños.  Es el Show boat, un paso más en el génesis del musical americano, el inicio de las "varietés" ambulantes que yendo de puerto en puerto atraían a niños y mayores al son de una nueva música que nacía como resultado de la mezcla de blancos y negros, de vodevil y circo, de ragtime y jazz. 
Principios del siglo XX, una nación se consolida entre prosperidad económica y miseria, entre igualdades y segregación, el sueño americano en definitiva...o la pesadilla. Mientras en la gran ciudad triunfaba cualquier tipo de espectáculo, se construían teatros a puñados y el cinematógrafo se hacía con un público incondicional, en la otra punta del país -allá donde hubiera un puerto donde atracar- se ponía de moda el "teatro flotante", embarcaciones repletas de atrezzo, instrumentos y disfraces que surcaban el río Mississippi, Alabama o Tennessee buscando hacer negocio entreteniendo a una población hambrienta de distracciones, y de muchas cosas más.
Sobre una de estas compañías ambulantes se escribió una opereta en el año 1927 que se puede considerar sin lugar a dudas el primer Musical de la historia, el que inaugura definitivamente una larga tradición de piezas que reproducían una estructura similar. Show boat se convirtió en la obra más importante de sus autores, Jerome Kern, responsable de la música, y el libretista Oscar Hammerstein II, sin lugar a dudas los padres del musical americano. Juntos lograron cristalizar una fórmula de innegable y rápido éxito en la que siempre había una historia interesante que contar, dramática o cómica -generalmente en equilibrada combinación- salpicada por hermosas canciones que no deberían interrumpir la acción sino subrayarla, aportarle énfasis en lo divertido, lo romántico o lo trágico. Ni la ópera -más culta y rendida al belcantismo- ni la opereta -más exagerada, menos realista en sus planteamientos- habían conseguido que el gran público se identificara con los argumentos que trataban de reflejar sus propias vidas, las que eran o las que querrían que fueran. Hazlos reir, hazlos llorar y haz que vuelvan a sus casas silvando el tema principal: that´s showbiz!!
La historia que nos cuenta - basada en la novela de Edna Ferber- es la de una saga de cómicos del teatro ambulante "Cotton Blossom" en sus travesías por los ríos sureños durante 47 años y varias generaciones de faranduleros. Amores imposibles, prejuicios raciales, intolerancia, secretos... vamos, los ingredientes del culebrón perfecto. A Kern le debemos la salsa de este maravilloso guiso, con un ramillete de temas de una calidad excepcional que forman parte de la cultura popular americana y mundial. Make believe, Can´t help loving that man (una joya interpretada por una soberbia Lonette McKee, la mulata del Cotton Club), Bill, You are love, y sobre todo Ol´man river, un auténtico himno que en sí mismo contiene la pena, la nostalgia y la esperanza que más tarde o más temprano se acaban alojando en el corazón.  
La profundidad de la voz de su intérprete es un reflejo de la calma, la cadencia y la sabiduría del viejo río de nuestras vidas.      
     







jueves, 7 de abril de 2011

TKTS

 

Repito, ¿a alguien le sobra un billete a Nueva York????

   

   


De pronto los troncos pelados de Union Square comienzan a cubrirse de brotes verdes, las últimas nieves de Central Park se convierten en charcos, veladores y parterres ocupan la pista de hielo del Rockefeller Center. En Washington Square brilla el sol y los cuartetos de jazz inician sus interminables jam sessions... Spring can really hang you up the most!  
Como dice este famoso standard, la ciudad que nunca duerme se despierta una mañana y de repente ya nada es igual. Si subes por Fifth Avenue podrás ver como en los escaparates de Bergdorf Goodman ya no caben más colorines. Así que... wellcome to the season!  
Y unas pocas manzanas más abajo las marquesinas se renuevan -opening night! palabra mágica- se descuelgan carteles caducos, los nuevos posters gigantes decoran Times Square para deleite de curiosos y paseantes, los nuevos flyers sobrevuelan toda la ciudad... no es la única temporada de estrenos, pero sí la última, la definitiva. En poco tiempo saldrán las nominaciones a los Tonys, así que, si no has estrenado ya ¿a qué esperas? 

Aunque aún podemos encontrar en los tableros del TKTS éxitos perennes como Chicago, Jersey Boys, The Lion King, Wicked, The Phantom of the Opera o Mary Poppins; y otros que sobreviven después de un año en cartel como The Addams Family, Million Dollar Quartet, American Idiot o la Cage Aux Folles, tenemos en la parrilla de salida varios eventos muy pero que muy interesantes. Este año se caracteriza especialmente por el estreno de nuevas obras -eso está bien, significa que el género sigue vivito y coleando- como Wonderland (a new Alice, a new musical), Catch me if you can (basado en la película de Spielberg con Leo DiCaprio), The Book of Mormon (una irreverente sátira de los creadores de South Park que promete llevarse muchos premios), Spider Man (una superproducción que promete caerse con todo el equipo -lleva como seis meses en previews- con música de Bono) o Priscilla the Queen of the Desert (plataformas y pelucones que vienen de romper taquillas en Londres).
Pero ¿a quién pretendo engañar? A mí lo que de verdad me pone son los revivals, las nuevas versiones de clásicos, sin desmerecer a las nuevas producciones, no por Dios. Pero esta primavera -no muy pródiga en revisiones por cierto- nos trae, entre otras, dos piezas de categoría A. Un total imprescindible para la historia del musical como "Anything Goes" de Cole Porter, con el aliciente de tener a nuestra querida Sutton Foster como protagonista y de ser dirigida y coreografiada por la magnífica Kathleen Marshall (y con John McMartin o Joel Grey animando el cotarro, la semana pasada pusimos un video del ensayo). Y luego tenemos una colorista y sesentera, divertidísima obra (y con una partitura de Frank -Guys and Dolls- Loesser) llamada How to Succeed in Business Without Really Trying. Un vehículo de lujo para demostrar que Daniel Radcliffe no solo sabe volar sobre la escoba de Harry Potter, que también canta y...baila! 
En fin, que no pasa nada si no podemos personarnos en la cola del TKTS, que no todos los años se puede presentar la ocasión. Para eso tenemos el Stage door, los videos de Youtube y muuucha imaginación para disfrutar de la primavera neoyorkina sin necesidad de salir de casa.    
Enjoy the show!