Audra McDonald (Happy Songs, Happy Birthday)
Haber conseguido seis Tonys con cuarentaypocos años, además de otras tantas nominaciones, premios del American Theatre Guild, Drama Desk Awards etc... no la convierten en una estrella. Lo que hace que Audra McDonald sea especial es su alma. Ese algo intangible que pone en cada personaje, en cada canción, en cada gesto. Un alma más grande que el mayor escenario en el que pueda poner los pies. Pero para eso no existe un premio, ni falta que hace.
Los padres de esta niña nacida en Berlín en el año 70, se preocuparon mucho cuando un médico les dijo que su hija padecía una severa hiperactividad. Una vez que se mudaron a Fresno, California, la apuntaron a todo tipo de actividades extraescolares -clases de canto y baile entre otras- para ver si así "desfogaba" su extrema inquietud y llegaba exhausta a la noche. De esa forma descubrieron que tenía un don que no podían esconder, había que dejar que el mundo la oyera cantar. Así fue compaginando sus estudios con diversos cursos de arte dramático y canto hasta que cayó en las manos de Ellen Faull, uno de los pilares de la Juilliard School. Guiada por la reputada soprano, McDonald encaminó sus pasos hacia el mundo de la ópera, pero fue su pasión por la actuación la que la entretuvo por los teatros de Broadway. A pesar de que su carta de presentación era una excelente tesitura para la música clásica, no tardó en ser reconocida como una actriz capaz de sacar adelante personajes con o sin canciones que cantar.
The Secret Garden (1993) le ofreció su primer papel de importancia, y al año siguiente ya la teníamos recogiendo su primer Tony a la mejor actriz secundaria por Carousel. Master Class, A Raising in the Sun o Henry IV demostraron su fuerza como actriz dramática en obras no musicales, reportándole más y más reconocimiento. Y mientras tanto se paseaba por series de televisión como Law and Order, Sin cita previa (Private practice) o Anatomía de Grey. Triste pero cierto: siendo sus trabajos menos agradecidos, son los que le han dado verdadera fama (son muchos los que solo la reconocen como "la negrita de Grey"). Ya se sabe, la tele es la tele.
Pero donde este animal de escenario se transforma, donde la intérprete con mayúsculas se crece y brilla es en el teatro. En Ragtime, el excelente musical sobre la obra de Doctorow, hacía el papel de Sarah, la madre desvalida que lucha por dar un mundo mejor a su hijo. Otra vez tuvo que levantarse a recoger el mayor premio que se le puede dar a un actor. Cuando tuve la oportunidad de verla por primera vez -en el Studio 54 con la obra "110 in the shade"- no tardé ni un minuto en comprender la razón de su éxito. Al entonar su primer tema en este precioso musical, Love don´t turn away, se me cayeron dos lágrimas de la emoción que aún sigo sientiendo. Y no solo por ella, sino por Lizzie, la solterona que espera el amor que no acaba de llegar y está a punto de tirar la toalla. La dulzura y la aflicción que expresa trasciende a una "buena interpretación" al uso. Una actriz de piel -negra y bella- de voz y de entrañas. Sin trucos, con toda la verdad que se puede dar mientras se finge.
Y ahora es Bess. La amada de Porgy, la más vulnerable, desvalida, patética y sublime Bess de cuantas lo han sido. En esta versión del clásico de los Gershwin -mucho más cerca del teatro y más lejos de la ópera- despliega todo su potencial, toda su fuerza y también su flaqueza. Su mirada suena aún más que su valiente voz de soprano, y sus lágrimas inundan el Richard Rogers Theatre (las nuestras también ¿o no?).
Uno de los varios discos que ha grabado -y que recomiendo encarecidamente- se titula Happy Songs. Y no se me ocurre mejor manera de llamar al puñado de preciosas canciones populares que trae, a pesar de que algunas cuentan historias nada felices. Felicidad, ese es el sentimiento que me ha producido oir y ver a esta mujer superlativa. Y por eso lo comparto hoy con vosotros.
Así como comparto la felicidad de haber cumplido un añito disfrutando -y haciendo disfrutar, espero- de las historias, las letras y las músicas que por aquí han pasado. Parece un tópico, pero sin vuestra compañía y vuestro apoyo no habríamos cumplido ni dos semanas. Así que Happy Birthday... y Happy Songs!