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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Play it again




Meet me in St Louis

Si me pierdo que me busquen en Saint Louis. Si no me encuentran estos días será que me habré escapado a un lugar que no está en los mapas, un rincón al que solo se accede por las rendijas de la memoria. Si no me ves búscame en mi pueblo una noche de diciembre de hace mil años, esa noche en la que todo era perfecto. Cada cosa en su sitio, todos y cada uno. La madre, el padre, la abuela, los hermanos, el perro ladrando en el patio, todos cerca. Los amigos esperando en aquella esquina, los de siempre y los que estaban por llegar. Panderetas y guitarras, triángulos y cajas chinas, un cántaro sonando a calderilla. El humo de las castañas asadas y la neblina de una noche fría que aún me sigue templando el alma.

No estoy seguro de si eso es lo que viene a significar el título de esta mítico filme. Cita en San Luis se llamó aquí, pero es que aquí siempre llamamos a las cosas como nos da la real gana. Meet me in St. Louis (Vincente Minnelli, 1944) es una vieja película que trata sobre una familia a punto de abandonar el lugar que siempre les mantuvo unidos. La historia de todos nosotros al fin y al cabo, pero en technicolor y con maravillosos números musicales. Una producción más del arresto domiciliario que la Metro tenía sobre la pobre Judy Garland, que una vez más hacía de adolescente cuando en su interior ya era una vieja de ochenta años. La película que cruzó los caminos del director y la estrella que poco después se casarían buscando ser rescatados de sus turbulentas vidas.

La inocente y naif historia que cuenta viene aliñada con unas cuantas canciones inolvidables (The boy next door, The trolley song...) entre las que se coló una pequeña canción navideña que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las más populares de la historia. Have yourself a merry little christmas, una de esas canciones que no entran en el guión ni con calzador pero que no importa, están donde tienen que estar. Ralph Blaine y Hugh Martin escribieron música y letra respectivamente, como del resto de los temas del filme, aunque las palabras cambiaron con respecto a la versión final. La historia de siempre, el autor compone unos versos traídos de su imaginación e hilados perfectamente con la trama, pero el estudio encuentra la idea poco adecuada o comercial. Y es que en realidad esta canción venía a decir algo así como "disfruta de esta navidad que puede ser la última de tu vida". ¿Te imaginas? ¿La hermana mayor consolando a la pequeña diciéndole que no se aflija porque las cosas vayan mal porque aún pueden ir a peor? En absoluto, el Hollywood de entonces se alejaba del pesimismo como del cólera y ni el director, ni el productor, ni la actriz admitirían una letra en la que se le soltaba a una niña de siete años que podría sufrir o morir, ya ves, como si no fuera cierto.

En fin, que se decidió borrar todo rastro de fatalidad de esta encantadora melodía y darle un toque más universal, más navideño, con el mensaje que de que no hay problema ni preocupación tan grande que no pueda disipar una nochebuena como dios manda. From now on our troubles will be out of sight... Y de esta manera la cancioncilla llegó a ser un éxito aún mayor que la propia película, que ya lo fue y de los grandes. En plena guerra mundial los soldados americanos la escuchaban con lágrimas en los ojos, añorando el calor del hogar y soñando con que la navidad siguiente fuera algo mejor. Y no sabemos si lo fue o no, pero la balada aún seguía sonando en la radio y no ha dejado de hacerlo hasta la actualidad.

No hay un crooner que no la haya grabado desde que lo hiciera Frank Sinatra allá por los años cincuenta, a petición del cual volvieron a introducir cambios en la letra. Mel Torme, Tonny Bennett, Harry Connick Jr, Michael Buble, Luther Vandross, Sam Smith, Luis Miguel, James Taylor, Bob Dylan...
Ella Fitzgerald, Doris Day, Barbra Streisand, Liza Minnelli, Diana Krall, Cristina Aguilera, Natalie Cole, Mariah Carey... Cada navidad desde 1944, hace ya la friolera -nunca mejor dicho- de setenta años de versiones buscando sacar lo mejor de esta preciosa pero humilde canción que más que un villancico parece una nana. Y como nana se la cantaba Judy Garland a Margaret O´Brien para consolarla y hacer que se volviera a dormir. From now on our troubles will be miles away... 

Esta es la mejor de todas las versiones, no hay discusión, y no porque el original sea siempre mejor, sino porque todo lo que hacía esta diva atormentada de labios rojo technicolor era sencillamente insuperable. Así le fue, pobre, nunca capaz de poner la vida a la altura del arte.

En 1989 la película de Minnelli fue llevada a las tablas de Broadway convertida en un fastuoso musical con el mismo nombre. El Gershwin Theatre fue el escenario de esta costosa producción que añadía algunos cambios al guión y algunas canciones nuevas, aunque conservaba las del filme, por supuesto la que hoy nos ocupa. George Hearn, Betty Garrett y Milo O´Shea estaban en el reparto junto a Donna Kane que hacía el papel de la Garland y cantaba este tema casi tan bien como ella. Espectaculares coreografías, decorados y vestuario para una función pensada especialmente para los más nostálgicos.

Y ya que hablamos de nostalgia, permitidme que os dedique hoy esta sencilla melodía que sonará una y otra vez (y otra, y otra...) pero que al menos a mí siempre me emociona como la primera vez. Con mi deseo de que compréis billete de ida y vuelta a ese Saint Louis que en realidad nunca llegamos a abandonar del todo.

¡Feliz navidad!