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jueves, 24 de enero de 2019


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Cosas que perdimos

No dejo de recordar la melodía desde que la escuché por primera vez. Entra y sale de mi cabeza a cada rato, sobre todo cuando me despierto, justo antes de levantarme. 
Es curioso cómo la música, incluso sin conocer la letra que la acompaña, nos puede decir tantas cosas. Me acabo de poner a escribir a ver si entiendo el por qué, ahora que aún no ha salido el sol, cuando todavía suenan los acordes en mi imaginación, que luego me meto en faena y se pierde con el ruido de la calle. 

The place where lost things go. ¿Todavía no has visto El regreso de Mary Poppins? 
Yo fui el mismo día de su estreno, el 21 de diciembre, ya lo sé, es que no podía esperar. Alguno que lea esto sabrá algo sobre esa fecha, vamos a pensar que son casualidades de la vida. Se pueden decir mil cosas sobre esta nueva revisión del célebre personaje de P.L. Travers, de hecho se están diciendo, aunque la mayoría bastante buenas.
El reto no era fácil, traer de vuelta a la señora del paraguas y ponerla enfrente de un batallón de nostálgicos con escopeta y lupa cargadas no vaya a ser que dejen en mal lugar a la niñera que regó nuestros sueños allá por los primeros setenta. Pero yo fui sin mi lupa, y me senté en la butaca una tarde que necesitaba que me ayudaran a volar una cometa medio desbaratada.

Igual es que me cogería bajo de defensas, no te digo que no, pero desde el sencillo prólogo en el que ese farolero (perfecto alter ego de aquel querido deshollinador) pasea en bici las calles de Londres alabando su cielo -y sus tejados, y sus chimeneas, y sus cúpulas-, ya me tenían esclavo de lo que quisieran contarme en las dos horas siguientes. Bajo el precioso cielo de Londres enlaza con una fanfarria de bombos y platillos como las de antes, una obertura gloriosa que abre las cortinas a una catarsis infantil de la que, a poco que te dejes hacer, no puedes escapar. 

Y aparecen las letras Walt Disney Presents… y hasta el tipo de caligrafía elegida evoca los tiempos en los que el comienzo de otra película representaba de verdad el comienzo de otra vida, una nueva que nos prestaban durante un rato. Y van apareciendo los nombres de los actores entre una sucesión de acuarelas que anticipan las mil y una aventuras que están por venir. Qué bien que una película empiece con sus títulos de crédito como dios manda, y en ésta es como si el director quisiera presumir del grupo de genios que ha sido capaz de juntar. Proudly presents… 

Por muchos efectos y colorines que nos regale esta nueva Mary Poppins, los problemas reales sobresalen. Una familia en apuros (punto de partida de tantas comedias clásicas), una vieja propiedad a punto de ser embargada -la casa del Paseo del Cerezo, que fue también nuestra casa mucho tiempo atrás-, un padre sin los recursos ni el ánimo suficientes para salvar el legado de sus mayores, una hermana que lucha por los derechos de los trabajadores en días tumultuosos y tres niños corriendo sobre un césped que no deberían pisar. La casa necesita un fontanero con urgencia al igual que nosotros, los que vimos la película del 64, vamos precisando alguna ayudita para no caer en las redes de la jodida mediana edad. Han pasado más de cincuenta años y las cañerías lo atestiguan. 

Y un desván donde hay que buscar entre mil trastos olvidados. Un lugar en penumbra al que van todas las cosas que perdimos. Un balón deshinchado, un fuerte de indios apaches, un calcetín desparejado, un paraguas casi nuevo, el álbum de cromos, la foto que nunca más volvimos a ver, el libro que prestamos y no nos devolvieron, mi sudadera favorita, la caja con sellos antiguos… En el trastero del recuerdo se va amontonando todo aquello que estaba y ya no está, algo de pelo, algo de vergüenza, la tersura en la piel, los amigos que se fueron, el padre, la madre -por éste u otro orden-, la ilusión y la inocencia junto a una vieja cometa llena de remiendos como los que parchean nuestra memoria.

¿Cómo una canción tan pequeña puede hablar de algo tan grande? No hay duda de que al autor, igual que al director, también los llevaron a ver aquella otra película siendo niños, cuando todavía no habían perdido casi nada en sus tempranas vidas, cuando los desvanes aún estaban medio vacíos. Los llevarían de la mano, como a mí, no sé quién, quizá mi  hermano mayor… Tal vez a un cine de verano, casi no puedo recordarlo porque debía tener no más de seis o siete años, pero creo que no había techo, sino estrellas, y seguramente me quedaría dormido, confundiendo sueño y fantasía, luchando por abrir los ojos para llenarlos de deshollinadores y pingüinos bailarines. Seguro y confiado de que al acabar nos iríamos todos a dormir a nuestra casa en nuestro Paseo del Cerezo particular.

No hay duda de que ellos, igual que Jane y Michael Banks –y que la autora de las novelas sobre la niñera voladora- también se han hartado de probar la píldora de la vida sin un poco de azúcar, de lo contrario no nos habrían contado un cuento tan lleno de nostalgia como éste. Y no habrían inventado una canción como la que nos puso la mirada en remojo mientras Mary Poppins, dejando la fantasía a un lado, consuela al pequeño Georgie explicándole algo que todos nos hemos repetido alguna que otra vez, pero que casi nunca llegamos a creerlo de verdad, que las cosas que amamos no desaparecen, que sencillamente cambian de sitio. 

De todos los momentos mágicos que nos regala este filme, los maravillosos números musicales y las acrobáticas coreografías así como los espectaculares efectos de imagen y sonido, lo que subyace hoy en mi recuerdo –y sigue sonando en mis oídos un mes después de verla- es una escena así de sencilla, una niñera cantando una nana a tres niños que no pueden dormirse, demasiado excitados por las aventuras que acaban de vivir, tristes también al sentir el peso de la ausencia de un ser querido. Y no hace uso de palabras supercalifragilísticas… o tal vez sí, porque son mágicas de verdad, las que llevan consuelo a los que están a un lado y a otro de la pantalla. 
          
Un globo de gas con suficiente fuerza como para elevarte al cielo. No hay mejor definición de la fantasía, ni mejor final para una película como ésta. Podrás hablarme de cien defectos que tenga –sobre todo si te has llevado tu lupa de adulto al cine- y probablemente tendrás razón en muchos, pero a mí me devolvió aquella tarde algo que en realidad nunca he perdido, la ilusión, y no hay Brantleys ni Boyeros que puedan con eso. Ni Oscars ni Globos de Oro –esos pesan demasiado, no te hacen volar- que premien algo que no tiene precio. Moraleja: no olvides nunca en el desván de las cosas perdidas el niño que llevas dentro, ni la capacidad de asombro, ni la valentía para seguir tirando de la vieja cometa por muy fuerte que pueda soplar el viento. Y está siempre atento, las cosas que crees perdidas pueden estar más cerca de lo que parecen. 








13 comentarios:

  1. Una película maravillosa. Un artículo excelente.

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    1. Muchas gracias mi querido amigo! Veo que a ti también te sacó el niño que llevas dentro, aquel que jugaba con un teatro de guiñol...

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  2. Qué bueno que volviste!!! De acuerdo contigo en todo. Julie Andrews es irrepetible pero tenemos nueva Mary Poppins con todo el merecimiento

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    1. Bueno bueno, eso de que volví... ya lo iremos viendo jejejeje De momento me he dejado arrastrar por la cometa de Georgie Banks que me ha traído a mi vieja casa. Un abrazo amiga!

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  3. Qué bien leerte de nuevo y qué verdad es que sólo la ilusión nos salva de la grisalla de la vida. Más a menudo deberíamos soltar la lupa de adultos y disfrutar de los globos de gas.

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    1. Cómo lo sabes cariño! Pero hay tantas cosas que se empeñan en desinflarnos el globo...

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  4. Maravillosa reflexión sobre la película, fiel a tu estilo evocador de recuerdos y sensaciones fílmicas y teatrales. Yo no fui con la lupa, pero he disfrutado más con tu texto que con la película. Me hubiera gustado haber sentido lo que señalas, y lamento mucho (¡imagínate cuánto!) discrepar con tu valoración positiva de esta película. Pero lo he pasado tan bien leyéndote que Londres bien vale este nuevo (e insulso) regreso de la señorita Poppins. Tu retorno a Stage Door es el que tendría que ser nominado con un Oscar especial al amor al CINE con mayúsculas. (Algún día, en torno a un cálido café, te explico mis discrepancias. O si no, mejor no hacerlo. ¿Para qué? Tú has gozado con la película y yo he sido feliz con tu artículo. ¿Qué más se puede pedir, amigo?

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    1. Pues más valor aún le doy a tu comentario querido Ismael! Pero ese café lo tomamos hablando de la liga de fútbol o hasta de política con lo poquísimo que me gusta! jajajajaja Don´t rain on my paradeeee!!! ;)
      No sé si es retorno o sólo una visitilla, porque el blogger se ha diversificado mucho en los dos últimos años y no da mucho más de sí, pero no lo abandonaré por completo, eso ya te lo digo.
      Gracias mil por leerme y por todo lo bonito que me dices!

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  5. Tuve la suerte de verla en Barcelona, en la sala Phenomena, que es como entrar en el tunel del tiempo para sentarte en un cine de pantalla gigante de los que se abre una cortina todavía cuando comienza la película. Con un sonido que te envuelve y te traspasa, una imagen que te engulle, unas butacas super cómodas y además en versión original subtitulada para que veas la película tal como la soñó el director, con las voces de los actores y los textos tal como se concibieron. Si además estás acompañado por otros tres amiguetes como Pol, David y Miguel, riendo y gozando como niños, es cuando “Mary Poppins returns”, se convierte en LA PELICULA. Gracias Angel por tu magia escribienfo capaz de hacerme de nuevo en ese lugar donde van los recuerdos. Gracias por compartir tus momentos con nosotros.

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    1. Sí señor, así es como hay que ver películas como ésta! Qué me hubiera gustado ser el cuarto de la fila, pero bueno, yo también tuve la suerte de verla en VO (dos veces) y no hay color. A pesar de que las letras y las voces de la versión española no están mal, la verdad sea dicha.
      Muchas gracias a ti por tu amistad y por tus ánimos siempre!!

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  6. Bueno, bueno, bueno. Aun con discrepancias por parte de alguno de los comentarios de tus fans, si, de tus fans, porque eso es lo que somos; es por mi parte un placer leerte y leer a quien te dice cosas tan bonitas. Yo comparto contigo la emoción. No recuerdo haber visto la primera película en cine, no, la vi ya mas mas crecido, no me preguntes porqué, no lo sé, si sé que esta vvez quise disfrutar la sensación de ver a Mary volando, ahí en pantalla grande y soñar con vivir algún mágico momento con ella. Disfrute, esa es la palabra exacta que define mi sensación viendo la película. Y como no, alguna lagrima resbaló por mi mejilla. Cero comparaciones.
    Gracias. Gracias y de vez en cuando repite!!! Danos alguna alegria y escribe cosas tam bonitas como el post de hoy.

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  7. Qué milagro tener a mi ex de regreso y necesito compartir este gran testimonio. Solo quiero agradecer al Dr. ODION lanzador de hechizos por tomarse el tiempo para ayudarme a lanzar el hechizo que trae a mi ex amante, ahora mi amante que de repente perdió interés. en mí después de seis meses de compromiso, pero hoy estamos casados ​​y estamos más felices que nunca antes, me faltan las palabras y estoy alegre, y no sé cuánto le agradezco Dr. ODION lanzador de hechizos un Dios enviado para restaurar una relación rota que disfruta profundamente ayudando a las personas a lograr sus deseos, encontrar el amor verdadero, recuperar a sus ex amantes, detener las relaciones abusivas, encontrar el éxito, atraer la felicidad, encontrar almas gemelas y más, contactarlo hoy. y deja que te muestre las maravillas y el asombro de su sistema de hechizos de amor. Él entrega los mejores resultados en el lanzamiento de hechizos reales, contáctalo por correo electrónico; (drodion60@yandex.com) o también puede whatsapp en +2349060503921. Él también puede ayudarlo a lanzar un poderoso hechizo de amor en su relación o matrimonio.

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