Cy Coleman (I´m a brass band!)
Érase una vez un niño pegado a un piano. Un niño judío del Bronx que no hacía más que recoger en sus oídos las melodías y los ritmos que salpicaban las calles del Nueva York de los años cuarenta. El swing que se metió en las venas de este hijo de inmigrantes europeos del este (igual que Gershwin, Berlin o Bernstein, qué casualidad), se le quedó pegado a los talones hasta su muerte, uniendo sus dedos a las teclas y a la imaginación para regalarnos algo que sólo puedo explicar con una expresión en francés: joie de vivre!
Empezando por Sweet Charity -que no es mal comienzo- y acabando por The Life -que no es mal final- y pasando por Barnum, City of Angels, On the Ttwenty Century o The Will Rogers Follies... este niño prodigio no ha hecho otra cosa que insuflar alegría -pero con letras grandes y luminosas- en el mundo de la canción y el musical americano, y conseguir algunos de los momentos más exultantes del género, y de esos hay unos cuantos...
La carrera de Coleman -bautizado Seymour Kaufman- comenzó ligada al jazz acompañando distintos grupos cuando todavía era un adolescente, ya cansado de exhibir sus dotes tempranas como concertista desde el teatro de su colegio hasta el mismísimo Carnegie Hall. The Cy Coleman Trio llegó a grabar varios discos de versiones de standards justo antes de dar el paso que lo llevó hasta la calle Broadway, de la que ya nunca salió.
Carolyn Leigh, la famosa letrista de algunos de los mayores éxitos de Frank Sinatra (Young at heart, por ejemplo) lo llevó de la mano en los primeros peldaños de la composición teatral. Habiendo colaborado el algunos hits de la época (The best is yet to come o Witchcraft) y puesto música a varios shows de televisión, Leigh y Coleman se lanzaron a escribir su primer musical, la letra de la primera y la música del segundo. Y no se trataba de uno cualquiera, sino del que supondría el debut -y también la despedida- de una estrella de la pantalla llamada Lucille Ball. De título Wildcat (1960), este musical hecho a la medida de la ya madura actriz no tuvo mucha repercusión, pero le dio a conocerse entre los productores teatrales en un momento realmente efervescente.
El siguiente proyecto del tándem elevó algo más su popularidad y prestigio: Little me, un divertido show basado en la novela de Patrick Dennis sobre las aventuras y desventuras de la arribista Belle Poitrine. El hecho de que fuera protagonizado por uno de los comediantes más aplaudidos del momento, Sid Caesar, le dio el espaldarazo que necesitaba para convertirse en el primer gran éxito de su carrera.
Pero el reconocimiento definitivo le llegó cuando en 1964 la consagrada escritora y letrista Dorothy Fields confió en él para montar las canciones de un nuevo show que estaba escribiendo Neil Simon sobre la película de Fellini Las noches de Cabiria. Así fue como comenzó la mayor aventura profesional de nuestro autor y su trabajo más aplaudido.
Escribir Sweet Charity, además de darle sus primeros premios, llevó a aquel niño del Bronx a convertirse en el compositor más cotizado del Broadway de los años sesenta. Temas como If they could see me now, Big Spender o Where am I going lograron entrar por derecho en todas las listas de éxitos, lo cual no es tan fácil cuando se trata de canciones compuestas para el teatro. La infeliz y dulce Charity fue crucial para Coleman, pero también supuso el momento más dulce de la carrera de una de las estrellas imprescindibles del musical, Gwen Verdon, así como para su pareja y director del show, el coreógrafo Bob Fosse que, tanto con la versión teatral como cinematográfica, logró uno de los momentos definitivos de su trayectoria.
Además, el argumento del show le permitió jugar con los ritmos que él conocía a la perfección, desde el jazz y el swing hasta el hippie-espiritual (con el showstopper The rythm of life que literalmente hacía ponerse al público a bailar en mitad de la función), y a la vez reflejar ese submundo urbano de chulos y prostitutas que supo captar mejor que nadie (y al que volvió casi al final de su carrera con la magnífica The Life).
Pero toda montaña tiene una subida y luego una bajada, y tras lograr uno de los mayores éxitos del musical americano de todos los tiempos, lo lógico era descender, aunque el autor supo mantener el nivel en las siguientes piezas que compuso. Seesaw, I love my wife, On the Twentieth Century, Barnum... cada una un tesoro en sí, aunque algunas tuvieran mayor acogida que otras.
Así la vida y la obra de Coleman fueron desenvolviéndose con ritmo y gracia, como cualquiera de sus creaciones, avanzando a través de las décadas hasta llegar a estrenar en los noventa tres de sus mejores piezas. City of Angels, un apasionante homenaje al film noir, The Will Rogers Follies, sobre la figura del cowboy-humorista-periodista-político y gran celebridad nacional, y The Life, una excitante mirada a la fauna de los Peep Shows, las Salas X y los sucios callejones del Manhattan de los setenta, con la que logró, según la opinión del que escribe, no sólo una de las mejores partituras de su carrera, sino de los últimos tiempos del musical americano.
Activo hasta el final de su vida -se le vio hasta el último día supervisando reposiciones, componiendo bandas sonoras, frecuentando teatros, conciertos y galas de premios- murió en Nueva York en 2004 cuando su corazón dejó de latir al sincopado "ritmo de la vida" que siempre le acompañó. Dejando esposa, hija y canciones, una mina de oro de canciones y momentos inolvidables del show business generosos en romanticismo, fuerza y vitalidad.
A la pobre Charity -como a la Cabiria de Fellini y Masina- nadie la quiso nunca, por eso a pesar de que ya no podía caer más bajo, cuando aquel fulano le propuso matrimonio y le dijo que le quería... una gigantesca banda de metales se puso a tocar dentro de su alma. Y no se me ocurre mejor manera de explicaros el efecto que hace la música de Cy Coleman en mí, algo así como si un regimiento de músicos perfectamente uniformados desfilaran a bombo y platillo por las calles y avenidas de mi imaginación.
Los habrá más intensos, más profundos, más cultos... los habrá más famosos y seguramente habrán conseguido mayor reconocimiento, pero tú dame un buen tema de Coleman, y ya verás cómo me pongo!! Jejeje
ResponderEliminarI´m the Philadelphia Orchestra, I´m the Modern Jazz Quartet!!
Después de seis años de Stage door y sin dedicarle una entrada a uno de mis compositores favoritos…ya me vale!
Pero nunca es tarde y aquí estoy, volviéndome loco para seleccionar algunas piezas que puedan reflejar la grandeza de este autor “genuinamente americano”.
Empezamos con la Brass Band que late en el pecho de la incomparable Bebe Neuwirth (le debo entrada, lo sé), que también ha sido Charity en Broadway, claro. Abría el genial show “My favorite Broadway, the love songs” (2001).
Seguimos con uno de los muchos programas en los que apareció el propio Coleman sentado al piano y cantando ese temazo suyo que es uno de sus buques insignia: “The best is yet to come”, en el programa de televisión Playboy´s Penthouse que se emitió entre 1959 y 1961.
El tercero es un vídeo que no tiene demasiada calidad, lo siento, pero que no me he podido resistir a poner, se trata de una de esas maravillosas conexiones que hace el programa Good Morning America con algún musical en promoción, y aquí era The Life (1997) que se acababa de estrenar. Sólo por ver cantar y moverse a ese Sam Harris de mis entretelas… y acompañado de ese grupo de chulazos en la mejor cuerda de Fosse (la coreografía era de Joe McKneely), ya merece la pena. Mr, Greed es el tema en cuestión, una pasada, como todos y cada uno de los que componen este genial show que nunca van a reponer???
Número 4: otro vídeo grabado directamente del teatro y con pésima calidad, pero oro puro, ya te lo digo. Se trata de una previa de The Life (sí, me gusta The Life, qué pasa?) a la que asistió de público una tal Liza Minnelli que, por ser íntima de Coleman y haber grabado algún tema de este musical en un cd promocional, decide subirse al escenario tras los saludos finales y cantarse algo con el ya referido Sam Harris. La que forman los dos! Es como un fin de fiesta gitano, no os lo perdáis hasta el final (incluso podéis ver la versión más larga en youtube, la recomiendo)
Y para acabar –porque hay que acabar, que ganas no tengo- el último revival de nuestro autor homenajeado “On the Twentieth Century” que pegó un enorme pelotazo la temporada pasada, con una recauchutadísima pero aún genial Kristin Chenoweeth encabezando reparto. Su “Veronique” nos hace saltar de la silla, y nos recuerda el de una grande que ya se nos fue, la querida Madeline Kahn.
Ea, pues a disfrutar!
Hijo cada vez te superas más. Te he tenido mu dejao durante una temporada pero he vuelto para quedarme, te lo prometo jajajajajaja
ResponderEliminarLa entrada es maravillosa, al estilo de la casa, y me sirve para hacerme una pregunta ¿todos los judíos norteamericanos hacen esas preciosidades con un piano? porque vaya conjunto que nos has ido presentando con los años.
Los vídeos son tan apropiados como acostumbras, y los últimos cd's que me has prestado me vienen al pelo para comprobar lo que escribes, jajajajaj
Fatal me parece el desplante que me has hecho a mí y a la diva Rivera en la entrada pasada!! Tú verás
EliminarUn consejo: no enfades NUNCA a una diva!! jajajaja
Que mira lo que le hizo Norma Desmond al escritorcillo ese "No one leaves a star" y pum, a la piscina!!
Por cierto, te suena de algo eso de Norma Desmond?? jejeje
¡Qué razón tiene usted, Mr. MC! ¡Imperdonable el olvido de un músico tan maravilloso que no podía faltar en este Stage Door! La música de Cy Coleman también forma parte del "ritmo de mi vida" cotidiana. Es rara la semana que no suena en mi equipo algo de él, bien en versiones de sus grandes temas, bien los OBC de On the Twentieth Century, Barnum, City of Angels, The Will Rogers Follies, The Life y last but not least, Sweet Charity (y si no lo pongo yo, la sintonía del programa "No es un día cualquiera" de las mañanas del fin de semana de RNE es el "Double Talk Walk" de "City of Angels")
ResponderEliminar¡Todo un acierto la entrada de hoy! (y los números, al mismo nivel. Efectivamente, la Chenoweeth no recuerda a la Kahn: es la Kahn de nuevo en escena a través de la piel de la primera: ¡dos grandes de la escena!)
Esa sintonía de Pepa Fernández que nos ha acompañado cada domingo desde ni se sabe!! jejeje Desde mucho antes de que supiéramos qué era City of Angels y quién era Cy Coleman, al menos el que escribe.
EliminarY esa Madeline Kahn? Cuando la vi en Sillas de montar calientes o El jovencito Frankenstein ni idea de que era además de una cómica sin par una exclenete actriz de musicales. Y en Qué me pasa doctor? Dejando a un lado a mi Barbra de mis entretelas -que pocas veces ha estado mejor en el cine, dicho sea de paso- la Kahn se los come a todos en este comedión inolvidable!
Un abrazo amigo levantino!
Los vídeos son todos increibles pero lo he flipado una vez más con Liza, bestial, y eso que es sin verse muy bien pero que energía y qué eneroio trasmite la hija de su madre, de la Judy Garland se entiende, jejeje sensacional, para no habérselo perdido
ResponderEliminarSaluditos musicales de Patti
Mi querida Patti!! Que tiempo sin verte por estos lares! De acuerdo contigo en lo de LIZA, esta mujer es una bomba esté como esté y haga lo que haga.
EliminarDebes ver el vídeo completo, desde que está sentada entre el público hasta que sube al escenario -bueno, la suben, jejeje- y la reacción de los asistentes, el griterío que forman!! Es que ¿te imaginas? Estar viendo un musical y que después de los saludos salga de espontánea la mismísima Minnelli???
Felicidades, por este delicado y dedicado homenaje a tu/nuestro admirado Sr. Coleman.
ResponderEliminarQue musicales nos "parió" este musico privilegiado.
Y que temazos... breathtakings.
Gracias.
Luis
Gracias a ti querido! ya nos contarás sobre esa Mary Poppins vienesa, que tuvo que ser espectacular!
EliminarEstaba Sissi entre el público?? Te dio recuerdos para su prima María de Salzburgo?? jejeje
Besos grandes wapete!!
Wow !!!. Cy Coleman, uno de mis compositores favoritos, ese Barnum inolvidable ..... Mejor no lo has podido reflejar Ángel.
ResponderEliminarLuis RM
Ese Barnum al que te refieres me dio uno de los mejores ratos que he pasado en un teatro en mi vida, y mira que son unos cuantos... jejeje Fue en Chichester Festival, hace un par de años, y aunque la nueva producción de Sir Cameron no tuviera toda la acogida que creo que merecía -no la llegaron a pasar a Londres los muy malajes- a mí me maravilló. Y aparte del buen hacer del productor, director y actores, todo es gracias a ese genial score de Mr. Coleman!
EliminarQué pena que la nueva película musical sobre Barnum no vaya a contar con su partitura! :(
Me encantan estas entradas de autores, y qué buena Liza. ¿A Liza no le tienes dedicada aún ninguna entrada?
ResponderEliminarPues te supertomo la palabra y el próximo Who is who va para ELLA, que cualquier día nos da el susto (dios no lo quiera, jajaja)
EliminarMira que he visto gente en mi vida sobre un escenario pero te digo desde ya que nadie (incluyo a mi adorada Barbra), nadie con la fuerza y el magnetismo que derrocha la mayó de la Garland, no importa que salga con la rodilla mala, jarta de aguardiente o loca de pastillas, es sencillamente única.