Pipe Dream (Sueños de perdedor)
Los paisanos de Cannery Row, Monterrey (California) no tenían mucho que esperar de la vida. Conserveras de sardinas, un burdel, el bar con sus dos borrachos de guardia... Pobres vidas quietas, ancladas en el puerto que les confina a una existencia en la que nada se mueve, excepto las olas del mar. Muchos sueñan con cruzar ese océano, pero se les pasa pronto y vuelven a casa tras beberse un par de cervezas.
Doc no es de allí, solo se ha instalado una temporada por su trabajo como investigador marino. Hazel y Mac sí, y están orgullosos de ser amigos del "único hombre inteligente" de la comunidad. Suzy es otra forastera, una vagabunda cansada de peregrinar por toda la costa en busca del golpe de suerte que la aparte de la calle de una vez por todas. Fauna es la dueña del Bear Flag Café, la "mejor casa" del pueblo, una Madame de buen corazón e ínfulas de grandeza cada vez más menguadas por el hastío de la vulgaridad que la rodea.
Sobre estos pobres diablos en vía muerta trata la novela escrita por John Steinbeck en 1954 Sweet Thursday. Un título que según el propio autor hace referencia al día que hay entre un "pésimo miércoles" y un "viernes esperanzado". Un relato corto que apareció como secuela de otro titulado Cannery Row, el escenario de las aventuras y desventuras del biólogo marino enamorado de una fulana de poca monta, un texto que el propio Steinbeck escribió con la ilusión de que fuera convertido en musical, que es lo que por aquellos entonces hacía que algunas obras literarias se convirtieran en best sellers de la noche a la mañana.
Y en eso que el productor Cy Feuer (Cabaret, A Chorus Line) y su colaborador Ernie Martin andaban buscando material para un nuevo proyecto para el que querían fichar al compositor Frank Loesser (Guys and Dolls). Al no estar disponible decidieron ofrecerle el material a los más que reputados Rodgers y Hammerstein, a sabiendas de que dirían que no. Era fácil pensar que el equipo más célebre del Broadway de los años 50 apuntara a propuestas más grandes que ésta.
Pero para su sorpresa, y no sin reticencias -el hecho de que la protagonista fuera una prostituta, entre otras- acabaron aceptando el encargo y se pusieron manos a la obra en 1955. Componer las melodías de esta agridulce historia no fue un problema para Richard Rodgers, acostumbrado a poner música a historias y personajes grandes y pequeños, sin embargo Oscar Hammerstein, encargado de montar el libreto y las letras, no dejaba de sentirse incómodo con los matices oscuros de la fuente original. Hasta el momento sus heroínas fueron tan íntegras y castas como la Laurie de Oklahoma!, la Julie de Carousel, la Nellie de South Pacific o la Anna de The King and I. Damas que representaban la virtud y la voluntad abanderada por la cultura de masas norteamericana. Mujeres con agallas pero con principios, hermosas y fuertes al mismo tiempo. Y de repente aparece esta Suzy desmontando la imagen a la que todos estaban habituados, una chica frágil y pusilánime, perdida de la manos de dios, aunque finalmente redimida por la gracia de éste mismo.
No sabemos si precisamente por querer dulcificar los detalles escabrosos del relato, por tratar de descafeinar un argumento en el que abundaban las chicas fáciles y los proxenetas o por no querer llamar a las cosas por su nombre, pero lo cierto es que la adaptación nunca llegó a cuajar del todo. Y desde luego ni la crítica ni la audiencia, antes entregados ciegamente a sus autores, llegaron a arropar este producto con su bendición.
La séptima colaboración del más exitoso equipo de la historia de Broadway fue un absoluto fracaso. El primero de su trayectoria juntos (ni Allegro ni Me and Juliet fueron tan maltratados) y algo que pasaría factura a su relación personal y profesional. A pesar de que aún estaba por llegar uno de sus mayores hits, The Sound of Music, ya nunca volvieron a gozar de su antigua complicidad.
Aún considerando que el público deseaba ver cualquier función firmada por el famoso tándem, las frías y hasta hirientes críticas lo fueron alejando de la taquilla, sin poder llegar a permanecer ni un año en cartel, hecho insólito en su carrera juntos. Comentarios como que Rodgers y Hammerstein eran demasiado pulcros, demasiado caballeros para lidiar con asuntos de burdeles y prostitutas, o que las melodías y las letras sonaban en una clave distinta a la del material original, mucho más mundano y vulgar... llenaban las páginas de espectáculos del Variety o el New York Times. El empresario Billy Rose, abundando en el carácter "light" del resultado final, afirmó que Oscar Hammerstein no podía escribir sobre una casa de putas sencillamente ¡porque nunca había estado en ninguna!
Así es Broadway, no hay oropeles suficientes para erigir el pedestal del éxito ni agujero más hondo para enterrar la reputación del más pintado.
Afortunadamente existe una productora que se encarga de rescatar obras olvidadas o nunca repuestas como ésta, los famosos Encores! del New York City Center. Cada año graban magníficas producciones en concierto como este Pipe Dream que se estrenó en 2012 con un cast de lujo que incluía a Will Chase (Smash) como Doc, Laura Osnes (Cinderella) como Suzy, Leslie Uggams (Hallelujah Baby) y Tom Wopat (Annie get your gun) en el papel de Mac.
Y yo estoy enamorado de esta versión, tengo que confesarlo. La música -es cierto, tal vez más dulce de lo que cabría esperar- y las letras son de una ternura y un romanticismo que conmueven, al menos al que escribe. Y es que se trata de la marca R&H, ¡qué demonios! Y el peor producto salido de sus mentes resulta indiscutiblemente superior a muchos de los que hoy ocupan teatros en Londres o Nueva York durante años.
Hoy estamos del lado de los perdedores, los que malvivían en la aldea de pescadores de Cannery Row y los padres por excelencia del musical americano en sus horas más bajas. Todos soñaron con la fama y la gloria, y muchos la llegaron a tocar por un instante al menos, seguro. ¿No es eso lo que significa Pipe Dream? Algo así como sueño imposible, una quimera inalcanzable, un perro que ladra a la luna o un niño que quiere volar. Y los sueños, ya se sabe, grandes o pequeños, sueños son.
Los paisanos de Cannery Row, Monterrey (California) no tenían mucho que esperar de la vida. Conserveras de sardinas, un burdel, el bar con sus dos borrachos de guardia... Pobres vidas quietas, ancladas en el puerto que les confina a una existencia en la que nada se mueve, excepto las olas del mar. Muchos sueñan con cruzar ese océano, pero se les pasa pronto y vuelven a casa tras beberse un par de cervezas.
Doc no es de allí, solo se ha instalado una temporada por su trabajo como investigador marino. Hazel y Mac sí, y están orgullosos de ser amigos del "único hombre inteligente" de la comunidad. Suzy es otra forastera, una vagabunda cansada de peregrinar por toda la costa en busca del golpe de suerte que la aparte de la calle de una vez por todas. Fauna es la dueña del Bear Flag Café, la "mejor casa" del pueblo, una Madame de buen corazón e ínfulas de grandeza cada vez más menguadas por el hastío de la vulgaridad que la rodea.
Sobre estos pobres diablos en vía muerta trata la novela escrita por John Steinbeck en 1954 Sweet Thursday. Un título que según el propio autor hace referencia al día que hay entre un "pésimo miércoles" y un "viernes esperanzado". Un relato corto que apareció como secuela de otro titulado Cannery Row, el escenario de las aventuras y desventuras del biólogo marino enamorado de una fulana de poca monta, un texto que el propio Steinbeck escribió con la ilusión de que fuera convertido en musical, que es lo que por aquellos entonces hacía que algunas obras literarias se convirtieran en best sellers de la noche a la mañana.
Y en eso que el productor Cy Feuer (Cabaret, A Chorus Line) y su colaborador Ernie Martin andaban buscando material para un nuevo proyecto para el que querían fichar al compositor Frank Loesser (Guys and Dolls). Al no estar disponible decidieron ofrecerle el material a los más que reputados Rodgers y Hammerstein, a sabiendas de que dirían que no. Era fácil pensar que el equipo más célebre del Broadway de los años 50 apuntara a propuestas más grandes que ésta.
Pero para su sorpresa, y no sin reticencias -el hecho de que la protagonista fuera una prostituta, entre otras- acabaron aceptando el encargo y se pusieron manos a la obra en 1955. Componer las melodías de esta agridulce historia no fue un problema para Richard Rodgers, acostumbrado a poner música a historias y personajes grandes y pequeños, sin embargo Oscar Hammerstein, encargado de montar el libreto y las letras, no dejaba de sentirse incómodo con los matices oscuros de la fuente original. Hasta el momento sus heroínas fueron tan íntegras y castas como la Laurie de Oklahoma!, la Julie de Carousel, la Nellie de South Pacific o la Anna de The King and I. Damas que representaban la virtud y la voluntad abanderada por la cultura de masas norteamericana. Mujeres con agallas pero con principios, hermosas y fuertes al mismo tiempo. Y de repente aparece esta Suzy desmontando la imagen a la que todos estaban habituados, una chica frágil y pusilánime, perdida de la manos de dios, aunque finalmente redimida por la gracia de éste mismo.
No sabemos si precisamente por querer dulcificar los detalles escabrosos del relato, por tratar de descafeinar un argumento en el que abundaban las chicas fáciles y los proxenetas o por no querer llamar a las cosas por su nombre, pero lo cierto es que la adaptación nunca llegó a cuajar del todo. Y desde luego ni la crítica ni la audiencia, antes entregados ciegamente a sus autores, llegaron a arropar este producto con su bendición.
La séptima colaboración del más exitoso equipo de la historia de Broadway fue un absoluto fracaso. El primero de su trayectoria juntos (ni Allegro ni Me and Juliet fueron tan maltratados) y algo que pasaría factura a su relación personal y profesional. A pesar de que aún estaba por llegar uno de sus mayores hits, The Sound of Music, ya nunca volvieron a gozar de su antigua complicidad.
Aún considerando que el público deseaba ver cualquier función firmada por el famoso tándem, las frías y hasta hirientes críticas lo fueron alejando de la taquilla, sin poder llegar a permanecer ni un año en cartel, hecho insólito en su carrera juntos. Comentarios como que Rodgers y Hammerstein eran demasiado pulcros, demasiado caballeros para lidiar con asuntos de burdeles y prostitutas, o que las melodías y las letras sonaban en una clave distinta a la del material original, mucho más mundano y vulgar... llenaban las páginas de espectáculos del Variety o el New York Times. El empresario Billy Rose, abundando en el carácter "light" del resultado final, afirmó que Oscar Hammerstein no podía escribir sobre una casa de putas sencillamente ¡porque nunca había estado en ninguna!
Así es Broadway, no hay oropeles suficientes para erigir el pedestal del éxito ni agujero más hondo para enterrar la reputación del más pintado.
Afortunadamente existe una productora que se encarga de rescatar obras olvidadas o nunca repuestas como ésta, los famosos Encores! del New York City Center. Cada año graban magníficas producciones en concierto como este Pipe Dream que se estrenó en 2012 con un cast de lujo que incluía a Will Chase (Smash) como Doc, Laura Osnes (Cinderella) como Suzy, Leslie Uggams (Hallelujah Baby) y Tom Wopat (Annie get your gun) en el papel de Mac.
Y yo estoy enamorado de esta versión, tengo que confesarlo. La música -es cierto, tal vez más dulce de lo que cabría esperar- y las letras son de una ternura y un romanticismo que conmueven, al menos al que escribe. Y es que se trata de la marca R&H, ¡qué demonios! Y el peor producto salido de sus mentes resulta indiscutiblemente superior a muchos de los que hoy ocupan teatros en Londres o Nueva York durante años.
Hoy estamos del lado de los perdedores, los que malvivían en la aldea de pescadores de Cannery Row y los padres por excelencia del musical americano en sus horas más bajas. Todos soñaron con la fama y la gloria, y muchos la llegaron a tocar por un instante al menos, seguro. ¿No es eso lo que significa Pipe Dream? Algo así como sueño imposible, una quimera inalcanzable, un perro que ladra a la luna o un niño que quiere volar. Y los sueños, ya se sabe, grandes o pequeños, sueños son.
No me preguntes por qué, pero siempre me atrajeron más los perdedores que los ganadores, y desde luego las cosas o las personas que llegan a ser grandes sin pretender serlo. Algo así pasa con este pequeño gran musical que ya desde su gestación se sabía que no iba a trascender demasiado.
ResponderEliminarDesde que el año pasado salió el CD del genial Encores! del City Center es que prácticamente no he dejado de ponérmelo una y otra vez le tengo reservada una entrada, eso sí, en la sección de los maravillosos fracasos, “cadáveres exquisitos” del mundo del showbusiness.
Y de esa producción –porque de la original no he encontrado nada- tenemos hoy tres clips divinos.
Empiezo con un pequeño tráiler en el que primero vemos a ese parejón formado por Will Chase (Doc) y Laura Osnes, aquella que nunca llegó a visitarnos en Sevilla (Suzy), seguidos por una de las grandes divas de Jerry Herman que aún quedan, Leslie Uggams, en el papel de la Madame Fauna. All at once you love her, una malancólica balada que la actriz borda aquí.
Luego un video “in rehearsal” de este Encores!, me encantan los vídeos de los ensayos!!
Para acabar con la presentación del CD en un Barnes and Nobel con Will Chase cantando ese temazo tan propio de R&H titulado The man I used to be. Chase, desde que lo vi en Smash (y lo oí en The Mystery of Edwin Drood) me parece un galanazo de Broadway de primera, aunque lo veo poco aprovechado. Ojalá tenga la suerte de verlo in person algún día!!
Hoooola! Soy el primero? No me lo puedo creer! Gracias por tanta sapiencia.
ResponderEliminarEsta claro que si no hubiera FLOPS, no habría hits, y no podríamos disfrutar de algunas maravillas.
Besos y repito mi agradecimiento. Fue un placer compartir este breve tiempo en Madrid y ese maravilloso concierto de Audra. Si! Eso es una estrella. Besos.
Me quedo muerto! Qué inmediatez por dios!! jajajaja Supongo que eres nuestro magnífico anfitrión de San Cristóbal ¿no?
EliminarQué manía de no firmar!!
Lo de Audra... no tengo palabras. A ver si cuelgo la pequeña crítica/comentario que puse en facebook, para los que no lo tienen.
No solo fue un placer por verla, sino por estar todos juntos!
Un abrazo guapo
Siempre es buenísimo este blog. Pero hoy más, si cabe, pues nos descubre un musical olvidado y casi desconocido de la pareja Rodgers y Hammerstein. ¡Una rareza que merece la pena ser revisada!
ResponderEliminarIsmael
he tenido que optar por cortarte del facebook y pegarte aquí, porque si no no nos enteramos de que existes!! jejejeje
EliminarGracias por tu promoción fidelísima!! Aunque ahora estés perdido con el pluriempleo!!
Un abrazo grande
Esta prostituta de Rodgers & Hammerstein es aún más dulce que Irma, no? Jjjjjj
ResponderEliminarTe imaginas estar ese día en ese Barnes and Nobel y encontrarte con eso de casualidad?
Excelente entrada, como siempre!
Fulanas de buen corazón!! Ufff, toda una tradición en Broadway. Sweet Charity la capitana, Irma la Douce, la pobre Fantine, Kim la Miss de Saigon... hasta María Magdalena en Jesus Christ... y si sigo no paro! jejejeje
EliminarLa redención es uno de los temas predilectos del musical, y quien esté libre de culpa que tire la primera piedra!!
Gracias a ti por todo, así en general
Aún no se me ha pasado la envidiia malsana por lo del concierto de la MacDonald. Y es que me fue imposible acudir por curro, y mira que lo he intenté x activa y pasiva pero nada. Todos cuentan maravillas, y me extraña que no hayas puesto nada en el blog. ¿Estarías no?
ResponderEliminarBuena entrada por cierto, interesante musical que no sé si algún día tendremos la suerte de ver, y viva Will Chase pero que viva cerca! jejeje
Saludos de Santi
Hola Santi! Pero si he puesto de todo!! jajajaja Bueno, la verdad es que lo que hice antes del concierto fue reeditar la entrada que le dediqué hace dos años y luego en facebook puse una pequeña crónica del evento. Pero claro, los que demonizáis el facebook os perdéis todo eso!! jajajaja
Eliminartambién enlacé una estupenda crítica de El País con la que no podría estar más de acuerdo.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/02/actualidad/1422900012_425547.html
Ahí la llevas! Para qué te voy a acontar, Jesús Ruíz Mantilla lo dice mucho mejor que yo!
Un abrazo Santi, y no te pierdas el próximo!!
Bueeeeno, pues para los que no estáis en facebook (pa mi amiga Conso por ejemplo) os copio la pequeña semblanza que hice la semana pasada sobre el concierto de nuestra querida Bess:
ResponderEliminarCada vez que Audra McDonald se pone a cantar, cientos de pájaros revolotean alrededor. Su talento, su gracia, bondad, humildad... nos ganaron la otra noche en el Teatro Real desde el preciso instante en que apareció en escena. Quiso hablarnos en español y lo hizo, y mucho. Porque quiso desde el primer instante sentirse en casa y hacernos felices, y logró hacer felices durante cerca de dos horas a un público enloquecido por su encanto. De su voz no vamos a hablar. De su sentido del humor sí, de su compromiso social también. De sus homenajes a nuestros Fred Ebb o Sondheim, de su cuidadísimo repertorio que no dejó a nadie descontento (desde ese Sing Happy con el que empezó gasta el When did I fall in love con el que nos mandó a casa tras salir tres veces ante los gritos y ruegos del respetable)
De la forma en la que reverencia a los grandes y apoya a los nuevos compositores. Del respeto que mostró a la "Opera House" que le había invitado. De sus constantes guiños al público, de la complicidad que llegó a alcanzar con una audiencia de por sí tan lejana. De su valía como actriz. Qué actriz la McDonald, cómo recitó ese Moments in the Woods, cómo bordó esa filigrana de Loesser (I can´t stop talking about him), cómo nos cantó esas dos tiernas nanas (de Raisin y Dumbo), cómo nos sacó las lágrimas con un Mybe this time que todos esperábamos.
Y cómo habló, rió, se retrató con todos los locos que la esperaban a bajo cero en la Plaza de Oriente. Eso es lo mejor de esta mujer de curvas y corazón superlativo. El alma de Audra Mc Donlad te deja sin palabras. Aunque parece que a mí no!! jajajaja Y es que después de la noche del sábado... I can´t stop talking about her!!
Hola
ResponderEliminarMenos mal que estás tú para contagiarnos de la emoción del concierto y para hacernos descubrir estos cadáveres exquisitos. Los vídeos son estupendos, pero no peores que lo que escribes sobre ese pueblo, que te sientes en él, y sobre el fracaso de los autores consagrados.
No puedo dejar de compartir con vosotros que el sábado pasado disfruté de Vicky Peña y de Mario Gas en El Largo Viaje, por supuesto que nadie cantaba pero dio igual, su interpretación fue fastuosa. Qué verdad es que entre los mejores ratos de la vida están los que se pasan en las butacas de los teatro.
Cien por cien contigo amiga!! Algunos de los mejores ratos de mi vida -que no todos ¿eh? jejeje- los he pasado calentando terciopelo.
EliminarDe no haber sido porque estuve ocupado en el Real, no me habría perdido ese pedazo de O´Neill y esos dos actorazos que la encabezaban. Pero no se puede estar en tós laos!
A Vicky Peña ya la he visto en un par de musicales, y en concreto en Sweeney Todd me dejó con la boca abierta. En Follies también estuvo bien, pero quizás el papel le iba menos. Y la veo todos los años haciendo una excelente y amargada Martirio en la Casa de Bernarda Alba de Camus, cuando se la pongo a mis alumnos. Actriz superlativa!
Un abrazo y a ver si compartimos butaca pronto!!
Me habría encantado ver ese concierto, y más ahora cuando leo vuestros comentarios, pero las obligaciones de madre no me dejan esa libartad, pero algún día ya verás. La que si he visto es Into the wood y me ha parecido maravillosa, que bien están todos y como cantan cada uno, increible.
ResponderEliminarLa tengo que comprar en dvd para volverla a ver
Un abrazo y estupendo como siempre
Ana
Ana! Pero qué tiempo sin verte por aquí!! Mira lo que te digo, y no es por conformarte, el trabajo de madre seguro que está muy por encima del mejor show que exista! Lo vuestro sí que es un show que "must go on" sin interrupciones!! jajajaja
EliminarA mí también me encantó Into the woods, y aunque reconozco lo que dicen los puristas (que si es demasiado infantil, que si faltan temas importantes, que si bla, que si bla y que si bla...) a mí me lo ha hecho pasar en grande dos veces, porque he vuelto a volver a verla antes de que la quitaran en VO, que es como hay que verla.
Un abrazo madre!!
Que buena entrada, no sé qué decir porque no conocía nada, pero si te digo que me ha alegrado la noche que falta me hace.
ResponderEliminarPues si mi humilde entrada ha conseguido alegrarte la noche… creo que Stage Door por fin cumplió su cometido!
EliminarY es que los musicales fueron inventados para eso, para sacarnos de nuestros pesares y hacernos olvidar por un momento nuestras preocupaciones.
Forget your troubles come on get happy! Tap your troubles away!, Happy days are here again! Y si sigo no acabo con la cantidad de temas del showbusines que nos alargan una mano para sacarnos un rato de nuestras miserias.
Escapismo? Ingenuidad? Frivolidad? Pues benditas sean!! Jajajajaja
Pero ahora mismo la que se me viene a la cabeza no es una canción de Broadway sino de la mismísima Gran Vía, y precisamente de una revista musical que se representa ahora en la capital, Luna de miel en El Cairo
Tomar la vida en serio
Pues hala! Aplícate el cuento! jajajaja No te encanta?
Muchas gracias por todo encanto, con amigos así creo que no debo prestar más atención a otras cosas. El tiempo pone a las personas en su sitio, y contra eso nadie puede hacer nada.
EliminarMuchas gracias otra vez, de todo corazón.
Se me olvidó comentar lo equivocado que estaba el empresario que afirmaba que Hammerstein no podría escribir música sobre una casa de putas porque nunca había estado en una. Los ejemplos de este error de afirmación sobre la capacidad de un músico de reflejar un estado de ánimo o una situación suman multitud, pero para que la gente lo entienda rápidamente pondré el ejemplo de la música, o mejor dicho, del pasaje del asesinato en la ducha de la película "Psicosis". Estoy convencido de que Bernard Herrmann nunca presenció ninguno en su vida.
ResponderEliminarJosemi V.
Qué razón tienes!! Como que el arte está mucho más cerca de la imaginación que de la experiencia, no me cabe duda!
EliminarLos críticos dijeron eso del pobre Oscar porque en el fondo estaban deseando que fracasara en algo después de varios éxitos encadenados. la envidia y la mediocridad que son mu malaaa!!! jejejeje
Un abrazo Josemi!!