Jerry Bock & Sheldon Harnick (The picture of happiness)
La pasada noche del 31 de Enero, cuando todos creíamos que el concierto ya había acabado, cuando el patio de butacas empezaba a levantarse y coger sus abrigos, Audra McDonald volvió a salir al escenario del Teatro Real respondiendo con generosidad a los gritos que no cesaban. Y nos regaló una canción que siempre estuvo en su repertorio aunque no es uno de esos "standards" que el público aplaude en cuanto empiezan los primeros acordes, When did I fall in love. Sus autores tampoco suenan demasiado a la audiencia, aunque ella anunció el último tema de la noche reverenciando a estos dos maestros del musical americano y contando de primera mano como el mismo Stephen Sondheim deseó haber firmado él mismo esta balada.
Pues bien, para quien no los conozca hoy os presento al compositor Jerry Bock y a su letrista Sheldon Harnick, padres de algunas de las más bellas músicas y letras que jamás sonaron en un escenario.
Jerrold Lewis Bock (más tarde conocido como Jerry Bock) se curtió en composiciones para shows de televisión, canciones divertidas para "enterteiners" de los años 50. Sid Caesar, Imogene Coca o Mel Torme ficharon para sus programas a esta chico de New Haven recién llegado a la gran ciudad con ganas de comerse el mundo y la cabeza llena de notas deseando salir.
Y en eso que se estaba montando un show de Broadway a mayor gloria de un emergente Sammy Davis Jr. llamado Mr. Wonderful (1956), para el que sus productores decidieron contar con él y así brindarle la oportunidad de escribir su primer score completo para un musical. Aunque su nombre aparecía aún en letras muy pequeñas bajo el del protagonista y los demás actores, a los críticos no les pasó desapercibido el responsable de un repertorio de temas enérgicos y optimistas a la medida de la estrella, de entre los que destaca Too close for comfort, el primero de una generosa lista de clásicos que aún quedaban por venir.
El siguiente encargo para componer un nuevo musical, The Body Beautiful (1958) cruzó su camino con el del que sería su colaborador en las letras de sus mayores éxitos, su definitiva "media naranja " artística, un muchacho de Chicago de nombre Sheldon Harnick. Aunque ambos habían demostrado solvencia en la creación de música y versos, ya desde su primera colaboración -que fue un absoluto fiasco, por cierto- repartieron los papeles asumiendo sin problemas las funciones de músico y letrista de todos los shows que crearon juntos.
El ambiente teatral del Broadway de los cincuenta estaba plagado de judíos en la producción, dirección o interpretación de obras, y muy especialmente en lo que se refiere a composición, pero se puede decir que esta pareja de autores llegaron a convertirse ir en el summum de la marca hebrea del showbusiness. No en vano crearon el musical más judío de todos cuantos hubo o habrá, pero eso aún tardaría en llegar.
El fracaso de su "primera criatura" no les restó ni un ápice del entusiasmo que les caracterizó y pronto estaban inmersos en su segundo trabajo juntos, un atrevido y original proyecto sobre el controvertido alcalde de Nueva York Fiorello La Guardia con libreto de George Abbot (Pal Joey, On the Town, Damn Yankees...). Se puede decir que Fiorello! consiguió crear la impronta de lo que sería el resto de su carrera en común, letras y músicas vivas, audaces y empastadas como muy pocos han llegado a hacer, ni siquiera en los casos en los que el escritor y el músico son la misma persona.
Por fin un éxito incontestable, cerca de 800 representaciones, cuatro Tonys y uno de los ocho Pulitzer concedidos a un musical de Broadway.
Con tal impulso se pusieron manos a la obra con la adaptación de la novela de Samuel Hopkins Adams Tenderloin, una historia llena de ironía y comicidad sobre la moralidad y el vicio en el viejo Nueva York de finales del XIX. A pesar de que esta función tampoco llego a cautivar ni a críticos ni a público (no alcanzó ni un año en cartel), hoy se considera una exquisita pieza de culto del teatro musical, especialmente tras la grabación del Encores del año 2000. Little old New York, Good Clean Fun o The Picture of Happiness son algunas de las joyas que adornan esta injustamente tratada pieza.
She loves me (1963) fue su siguiente éxito tras otra decepción sufrida con Man in the moon el mismo año. La versión teatral de la famosa película The shop around the corner (con James Stewart, actualizada a la medida de Tom Hanks y Meg Ryan en Tienes un e-mail), fue uno de los acontecimientos musicales de ese año, y uno de los mayores éxitos de la carrera de su protagonista Barbara Cook. Aun así no se puede decir que se le haya hecho justicia a este show hasta sus posteriores reposiciones, especialmente las que tuvieron lugar en Broadway y Londres a principios de los años noventa. Un repertorio delicioso sin llegar a resultar empalagoso, con algunos auténticos "showstoppers" como Tonight at eight, Will he like me? (que se apresuró a grabar una principiante Barbra Streisand) o el que da título a la obra, She loves me. Canciones plenas y exultantes, descriptivas y dramáticas como solo ellos y unos pocos más sabían hacer.
Pero cuando el público y la crítica declararon por fin su amor incondicional a estos autores fue tras el estreno de su siguiente trabajo, uno de los "top ten" del género, Fiddler on the roof. No vamos a extendernos sobre este hito del teatro musical (ni sobre los premios que logró, ni las cientos de reposiciones que se han hecho en todo el mundo, ni sobre el éxito de su adaptación cinematográfica), por no alargarnos demasiado y porque ya le dedicamos una entrada anterior. Solo con mencionar el primer solo que canta su protagonista, If I were a rich man, tenemos suficiente. Tal vez no se haya escrito una canción que describa mejor el carácter y las circunstancias de un personaje como ésta. Solo con enumerar los deseos de Tevye, los sueños de este pobre lechero cargado de hijas casaderas, debatiéndose entre el progreso de los tiempos y la tradición de su credo... solo con esa afortunada frase en la que le dice a su dios que no es una vergüenza ser pobre, aunque tampoco es precisamente un gran honor... no necesitas saber mucho más sobre este hombre.
La habilidad con la que Bock enreda las notas tradicionales hebreas con el toque del Broadway más genuino, o la algebraica agudeza de las palabras que trenza Harnick con dichas melodías hacen de esta obra algo único. Y no voy a ser yo quien venga hoy a descubrirlo. Matchmaker, To life!, Sunrise Sunset, Do you love me?, Anatevka... Dejad de leer ya y poneros el disco, pero escuchadlo con atención, como quien saborea un vino moviéndolo mucho por el paladar.
Considerado el musical definitivo por todos los expertos -es decir, el que aúna a la perfección una buena trama y unas excelentes canciones, así como unos números de baile integrados milimétricamente en la acción-, El Violinista en el Tejado (como lo llamamos aquí), no fue la última colaboración de los autores, pero sí el último gran éxito que les acompañó el resto de sus vidas. A éste les siguieron otros de distinta acogida como son The Apple Tree (repuesto hace poco por Kristin Chenoweeth), The Rothschilds y alguna que otra colaboración en shows escritos por varios autores (The mad woman of Central Park West, Her first roman, Baker Street).
Su trabajo juntos acabó a finales de los años setenta, dedicándose cada uno por su lado a la composición de bandas sonoras para cine o televisión o canciones para otros artistas. Jerry Bock murió en 2010 con 81 años, y su amigo y compañero Sheldon Harnick le sobrevive con la gracia y la lucidez que siempre le caracterizó cumplidos ya los 90. Precisamente con motivo de su cumpleaños -y del 50 aniversario del estreno del violinista- ha concedido su última entrevista en la que tiene la generosidad de explicarnos algunas de las claves de su trabajo, el día a día de la creación de las letras para las músicas de otro, la complicidad telepática con su colega y compañero al que no deja de echar de menos.
Ambos vivirán siempre cerca de los que amamos este género, de todos los que nos emocionamos con sus canciones, pequeñas grandes historias con planteamiento, nudo y desenlace que consiguen conmovernos y darnos felicidad durante los tres minutos escasos que duran, al fin y al cabo toda una eternidad.
Si tuviera que elegir tres musicales de los que viví con ilusión sus estrenos cinematográficos (momentos inolvidables), y que forjaron un elevado tanto por ciento de lo que son mis mitos (antes de la irrupción de "Cabaret", ya en los inicios del paso a la vida adulta), serían, por orden de su fecha de estreno, "Mary Poppins", "Sonrisas y lágrimas" y "El violinista sobre el tejado". Nuestro Maestro de Ceremonias preferido dedica la entrada de esta semana a los autores que hicieron posible el último de ellos, una merecidísima entrada a la trayectoria de Jerry Bock y Sheldon Harnick, una entrada "To Life". Me entero por su estupendo texto que está considerado "el musical definitivo por todos los expertos". Y me alegro muchísimo de semejante calificativo. La selección, como siempre, elevadísima, sin decepcionarnos, con esas tres simpáticas chicas burlándose de la casamentera, con ese imponente Zero Mostel deseando ser rico, con esas joyitas de She loves me y de Tenderloin, y, last but not least, su amada Audra, recién gozada en Madrid hace días, con ese lujo de canción que hace que yo también "desee ser rico" para poder seguirla en todos sus conciertos.
ResponderEliminarPues no es por nada, amigo tan añorado por estos lares, pero para completar la Triada de musicales infantiles que comienza por Mary y sigue por Sonrisas... ya sabes cual te faltaría!! Pero ya sabemos todos el odio visceral que le profesas a esa inocente huerfanita de pelo color calabaza. Te veo muy Ismael Hannigan!! jajajaja Es que por fin he visto la Annie morenita, ya te contaré!
EliminarNo puedo expresar la alegría que me da verte abrir el foro de nuevo, como Dolly Levi reapareces por la escalera del Harnmonia Garden del que nunca te fuiste, ya lo sé!!
Wellcome back anyway!!
Se lo debía a dos de mis autores favoritos desde cuando ni siquiera sabía como se llamaban. No solo su famoso Fiddler, hasta su obrita menos conocida o maldita me encanta, y es que son tan listos, tan hábiles, tan frívolos y tan profundos… Muero por B&H, lo siento!
ResponderEliminarComenzamos con un video que me embobó, y que junto con el bis del concierto de la McDonald me hicieron apresurarme a publicar este homenaje. El Matchmaker, uno de esos pequeños temas que se comen a los grandes (ni una coma le sobra ni le falta oye!) en una grabación del Reagle Music Theatre de Boston de 2013. Cómo lo hacen las tres hijas de Tevye, sin alardeos, con naturalidad y gracia. Podrían ser tres de mis alumnas, y ojalá lo fueran, ya tendrían mi 10!!
Luego un absoluto must, siguiendo con Fiddler, el original, Mr. Zero Mostel, esa bestia (literalmente) escénica interpreta este showstopper sin igual. Eran los Tonys del 71.
Una joya rara (el musical y el vídeo) este Tenderloin con una Chita Rivera genial como siempre. Little old New York! Otro temazo del tándem. En el programa de televisión de 1985 “Best of Broadway”.
Seguimos con otro de mis shows favoritos, She loves me, uno de los primeros que vi, en el Savoy Theatre de London en 1995. Y con una de las mejores intérpretes del momento, la “Carole King” ganadora del último Tony, Jesse Muller, a la que vimos en On a clear day… Esta producción del Writers Theatre de Chicago de 2010 está enterita colgada en Youtube, y lo flipas!!
Y acabamos cómo no –me diréis pesado, y lo sé- con un clip del “Audra McDonald in Concert” de 2009. Esta canción me enamoró cuando la escuché en su álbum “How glory goes”, y aún casi ni sabía quién era esta chica. Y por supuesto cuando ni sabía que existía un musical llamado Fiorello!
El pasado 31 de Enero me la regaló para mí solito sin ella saberlo!
No te pases, monin, que eramos unos cuantos en el Teatro Real, disfrutando, y personalmente llamé a Audra y me dijo, que se acordaba de ti en New York, pero nada de que la canción fuera solo para ti!! Jjjj.
ResponderEliminarBueno, wapo, de nuevo gracias por tu sabiduría, compartida, y esta vez si que para mi es una lección, aprender de ti, yo reconozco que no sabia casi nada de lo que hoy nos has tan bien narrado.
Aun así confieso públicamente, que aunque la película me gustó, no soy muy fan de El violinista. Y lo siento, John O'Brien, (si, el bailarín que todos vimos en los Goya bailar tap), me lo decía muchas veces, porque a el también le gusta mucho. No sé, sera como la tónica, hay que probarlo más, escucharlo de nuevo, con atención.
No es así con She loves me, que vi con Ruthie Henshall y me encanta!!.
Besos máster.
Luis.
No te pases, monin, que eramos unos cuantos en el Teatro Real, disfrutando, y personalmente llamé a Audra y me dijo, que se acordaba de ti en New York, pero nada de que la canción fuera solo para ti!! Jjjj.
ResponderEliminarBueno, wapo, de nuevo gracias por tu sabiduría, compartida, y esta vez si que para mi es una lección, aprender de ti, yo reconozco que no sabia casi nada de lo que hoy nos has tan bien narrado.
Aun así confieso públicamente, que aunque la película me gustó, no soy muy fan de El violinista. Y lo siento, John O'Brien, (si, el bailarín que todos vimos en los Goya bailar tap), me lo decía muchas veces, porque a el también le gusta mucho. No sé, sera como la tónica, hay que probarlo más, escucharlo de nuevo, con atención.
No es así con She loves me, que vi con Ruthie Henshall y me encanta!!.
Besos máster.
Luis.
jajajaja síi!! pero yo tenía tantas ganas de que la cantara que creo que se la pedí por telepatía!! a que tú no?? jejeje
Eliminarestá claro que has trabajado poco el fiddeler, porque para mí es -aparte de un musical meravilloso- una de las mejores adaptaciones al cine que se han hecho de un show de Broadway. A ver si te la pones un día con tranquilidad y la disfrutas.
Lo de John O´Brien en los Goya sin comentarios! No es que él lo hiciera mal, válgame dios, pero es que el número estaba tan de pegote no??
Yo también vi a Ruthie en She loves me! Coincidiríamos en el Savoy??
Un abrazo querido!
Ah, por cierto, sabes que has puesto el comentario repetido?? jejeje Estos de bloguer nos tienen locos, lo sé, pero POR FIN podemos ver los vídeos en el móvil!!
Mejor no conteis nada mas del conciertto de McDonald porque me voy a morir de la envidia malsana, brrrrr
ResponderEliminarYa contaré detalles de mi viaje a Londres y de los shows que he visto, a ver quien se pone verde de envidia ahora, pero es verdad que no se puede estar en todos lados
Buerna entrada sobre dos monstruos del espectáculo!! Enhorabuena
Primero y principal, quién habla??
EliminarY segundo, qué mala es la envidia!! Pero qué buenísima fuente de inspiración es, o no?
De todos modos quien seas que haya vuelto de London ya tiene por lo que callar porque seguro que lo que has visto allí no es poca cosa, o me equivoco?
Gracias whoever you are!
jeje es verdad, soy Santi! Y sigo flipando con la actuación de Lady Gaga en los Oscars. brutal como hizo llorar hasta a la Julie Andrews, lo viste?
EliminarHola
ResponderEliminarEmpiezo por lo último, FLIPÉ con lady Gaga, a la que odiaba de corazón, en los Oscar, brutal. No sé por qué una tipa que sabe cantar así tiene que vestirse de filetes adobaos para llamar la atención. Hasta le sentaba bien la melena rubia que parecía salida del congreso de PP.
En cuanto a violinista, diste con uno de mis favoritos, y a mi padre le encangtaba, Por cierto que no hace mucho se la puse a las niñas y me gustaron mucho las coreografías, de las que se habla menos que de las canciones.
POr cierto ¿por qué a los judíos les dio por cantar y bailar en USA? En otros sitios con juderías importantes (en Holanda o en Rusia) no sé que sean especialmente dados a eso, más bien pasan por buenos médicos o negociantes. Hala, te dejo con ese pensamiento...
Finalmente, please please, esa crítica de la Annie negra, que la espero ansiosaaaaa. Yo la tuve que ver en versión doblada, es decir, que escuché las canciones cantadas por la María PArrado, que no sabréis quién es, pero es una estrella en los colegios de primaria
Ya comentamos, un beso
jajajajaja qué verdad! Y eso es lo que hemos pensado todos al verla, qué necesidad tenía esta mujer que canta tan divinamente de hacer tanto la mamarracha!! jajajaja
EliminarPero querida mía, te diré que si a la diva post y premodernísima (Stephanie Joanne, como figura en su dni) le llega a dar por cantar y vestir así desde el principio de su carrera hoy por hoy no la conocerían ni in her home at lunch time!!
A ver si pillas el disco de duetos que acaba de grabar con Tonny Bennett, una pasada.
Lo del lobby judío en Broadway merece una entrada aparte, de hecho hay hasta tesis doctorales escritas sobre este particular. Por cierto, la coreografía es un clásico del creador de West Side Sory, otro hebreo ilustre llamado Jerome Robbins, námáynámeno!
Y de la nueva Annie, qué te puedo decir? Que la vimos con una pelirroja que daba mucho más el papel de Annie que la negrita de nombre impronunciable! Y que nos hizo -no sé si precisamente por eso- pasar un rato la mar de bueno.
Ya hablamos reina! Besos
Y se me ha pasado comentar sobre la tipa que aparece en el control de la radio en el primer vídeo, pasando de todo: chateando con el móvil, luego con la tablet, dejá dejá. Fijaos, es super graciosa
ResponderEliminarjajajaja sí!! yo me había dado cuenta, pero pensé que nadie repararía!! anda que no!! menuda es mi Isabelita!!
EliminarLo aburría que tenía que estar la pobre de tanto matchmaker matchmaker!! jajajaja